Transferencias: La puntería y la elección de las flechas es la cuestión
¿Cuál es la mejor forma de cortar la torta?
Por Carlos Grau Pérez*
Se dice que el buen arquero debe ser juzgado por su puntería y no por sus flechas. Sin embargo, existen ocasiones en que las flechas también deberían ser consideradas al juzgarlo.
Recientemente, el Poder Ejecutivo anunció una serie de medidas que implican transferencias de recursos. A mediados de marzo se anunció que se destinarán fondos al apoyo de ollas populares. El Ministro de Desarrollo Económico y Social dijo: el aporte del Estado será contundente para llegar a los uruguayos que en este momento de pandemia están pasando una necesidad. Hasta julio, para todo el país, se destinarán 115 millones de pesos en alimentación.
Otra medida fue la segunda versión del impuesto Covid-19, el que grava exclusivamente a empleados del sector público, recibiendo los trabajadores del sector privado el beneficio de la exoneración. El senador del Partido Nacional Jorge Gandini dijo al respecto, que el espíritu de este impuesto es la solidaridad, no la recaudación.
Por otro lado, hace un par de semanas la titular del Ministerio de Economía y Finanzas anunció que a pesar del incremento del costo de producción de los combustibles no se incrementarían sus precios. La ministra expresó, que la medida es en apoyo a la ciudadanía.
A continuación, se analizan estas medidas. Para poder evaluarlas sin cometer el error de pedirle peras al olmo, se requiere definir previamente, el objetivo perseguido. En la actual coyuntura, se hace necesario reforzar los mecanismos de protección social existentes debido a la crisis que estamos atravesando. La evaluación de las medidas mencionadas se realizará, entonces, desde esa óptica. Se identificará quienes se benefician con cada medida y cuál es la magnitud del beneficio recibido, evaluando así la puntería con la que se asignaron las transferencias.
La óptica empleada para evaluar la puntería sería diferente si se considerara otro objetivo. Si la estrategia fuera crecer primero, para después distribuir, la medida de mantener incambiado el precio del gasoil en momentos que se está cosechando la soja, puede considerarse que da en el blanco. Dime cuál es tu objetivo y te diré cuál es tu puntería.
Como ya fue mencionado, el análisis que sigue se realizará desde la perspectiva de cómo se corta la torta. La regla de reparto, uno corta y el otro elige, es aplicable solo cuando hay dos personas. La aplicada en las medidas mencionadas previamente no se conoce. Sin embargo, se pueden evaluar sus resultados. Para realizar la evaluación se asignan todos los hogares del país a cinco grupos de igual cantidad de componentes, según su ingreso promedio. El grupo integrado por los hogares de menor ingreso conforma el denominado quintil 1 y el compuesto por los de mayor ingreso el quintil 5. Con este marco de referencia, se pueden estimar los beneficios recibidos por los hogares pertenecientes a estos quintiles como consecuencia de cada medida.
En el caso del apoyo a ollas populares se consideró que la totalidad de los beneficiarios pertenecen a hogares del quintil de menores ingresos, es decir al quintil 1.
En el caso de los combustibles, se consideró exclusivamente las naftas, ya que el gasoil se destina en buena medida al sector productivo. Para asignar este beneficio a cada quintil se emplearon las pautas de consumo de los hogares relevadas por el INE e información publicada por ANCAP.
Por su lado, la identificación de los beneficiados por no estar alcanzados por el impuesto Covid-19 se realizó a partir de la Encuesta de Hogares que releva regularmente el INE.
En el cuadro siguiente se muestra el monto mensual total involucrado en cada medida y, también, el beneficio que recibe en promedio cada hogar, según el quintil de ingreso al que pertenece.
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En las medidas analizadas, con la excepción del apoyo a ollas populares, no se tuvo buena puntería. Además, el tamaño de la flecha que se disparó con puntería es sensiblemente menor al de las otras. Representa tan solo el 2,9% del total de las transferencias analizadas. Como consecuencia, las transferencias fueron recibidas mayoritariamente por los hogares de mayor ingreso. El 60,7% benefició al 20% de los hogares de mayor ingreso de la población uruguaya, mientras que tan solo el 7,4% benefició a los de menor ingreso. Esto implica que el beneficio promedio recibido por los hogares de mayor ingreso fue ocho veces mayor que el recibido por los de menor ingreso.
Con el análisis realizado no se pretende evaluar la puntería del arquero. Para esto se necesitaría incluir otras flechas lanzadas. En un análisis más completo, por tanto, se deberían incorporar otras medidas, rebaja de salario real, modificaciones impositivas, etc. No obstante, en estos momentos resulta más importante mirar para adelante, y generar acuerdos en torno a las transferencias que se deberán realizar para salir de la mejor forma de la crisis. La enseñanza que deja la evaluación realizada es que es necesario definir el blanco al que se le quiere disparar y también mejorar la puntería.
En el siglo V a.C, Zenón de Elea formulaba la paradoja de la flecha. Poniendo como ejemplo una flecha lanzada desde un arco, afirmaba que en cualquier instante de tiempo considerado de forma aislada, la flecha no se mueve. Si la flecha está inmóvil en cada instante y el tiempo está compuesto por una sucesión de instantes, entonces el movimiento es imposible y la flecha, contradiciendo la percepción de que se está moviendo, está quieta.
En la discusión local en torno a la forma de financiar la salida de la crisis, pasa exactamente lo contrario a lo que se desprende de la paradoja de la flecha. Parecería que no existe movimiento a pesar de que si lo hay. Al parecer, en este terreno también existen en el país negacionistas. Aparentemente se sigue a rajatabla la definición del Poder Ejecutivo de que no hay espacio para cambios impositivos, pero la evidencia que muestra un informe reciente del Laboratorio Fiscal y Tributario (cinve) da cuenta de otra realidad.
A nivel internacional en la agenda de temas vinculados al manejo de la crisis y del día después, se incluye la necesidad de adecuar los sistemas impositivos a la nueva realidad generada por la pandemia. Los planteos que se vienen haciendo tienen como común denominador la preocupación acerca de cómo se distribuirá la carga tributaria que financiará una crisis concentradora de la riqueza. En las propuestas conocidas existe coincidencia en que la carga debe recaer, principalmente, sobre los sectores de mayores ingresos y/o patrimonio. Tarde o temprano vamos a tener que asumir esta discusión en nuestro país. No resulta ni fácil ni conveniente quedar al margen de ese debate.
La agenda de cambios impositivos que se observa a nivel internacional quizás sea una respuesta al descontento en la forma de organización de los sistemas económicos. El laissez-faire como principal fundamento de la organización de la actividad económica está siendo cuestionado y puesto en el banquillo de los acusados. En una reciente nota del Financial Times (The left is winning the economic battle of ideas), se plantea que según una reciente encuesta existen grandes mayorías en EE. UU, Reino Unido, Alemania y Francia que están descontentas con el sistema económico vigente. Este porcentaje de desaprobación no fue en ningún caso menor al 50%. Por otro lado, solo una proporción menor opina que el sistema económico no necesitaba ser cambiado, la más alta fue de 12% en Estados Unidos.
Porque principio tienen las cosas, para nuestro país en el corto plazo podría pensarse como posible instrumento para generar ingresos extraordinarios adicionales, en la suspensión de la devolución del excedente de los aportes realizados al FONASA. Esta medida generaría aproximadamente 100 millones de dólares, tendría bajos costos de administración, y el aporte lo realizarían personas que en el año 2020, a pesar de la crisis, tuvieron ingresos suficientes como para haber generado el derecho a la devolución. Con esta medida se tendría puntería y un impacto no menor en la disponibilidad de fondos públicos.
Pensando ahora en el futuro cercano, será necesario tener en cuenta que los procesos de recuperación económica y social tras una crisis tan severa como la que estamos atravesando suelen ser más extensos que los necesarios para alcanzar y superar los niveles de actividad que la economía mostraba en los años anteriores. Será necesario por tanto, invertir para que la salida de la crisis sea lo antes posible y con los menores costos sociales.
Encarar este desafío requiere comenzar a definir, si fuera posible desde ayer, una adecuada política de transferencias, teniendo en cuenta y en un mismo nivel de importancia su impacto en la deuda soberana y en la deuda social. Esta definición involucrará tanto dimensiones tributarias (ingresos) como de asignación de recursos públicos (gastos/inversiones). Su implementación es por tanto, responsabilidad indelegable del Estado. Todo parecer ser muy complicado antes de ser sencillo.
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* Carlos Grau Pérez | Economista | Profesor en la Facultad de Ciencias Económicas (UdelaR) | Investigador del cinve, correo: [email protected]
Las opiniones vertidas en este artículo reflejan exclusivamente la opinión del autor, sin comprometer a las instituciones mencionadas.
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