El eslabón perdido entre enseñanza y empleo. La educación técnica en los jóvenes.*
Por Fedora CARBAJAL**
El desarrollo de las habilidades en las personas es una de las preocupaciones más relevantes en una sociedad. La dotación de habilidades es central en los empleadores: encontrar trabajadores que cuenten con las características de conocimiento aplicado y productivas que sus puestos requieren. También son una inquietud latente en el sistema educativo, más aún en un contexto de cambio tecnológico donde las habilidades del futuro están en constante cambio y cuestionamiento.
La mayoría de las habilidades las adquirimos en nuestra infancia, y en particular en nuestra primera infancia. Estas repercuten a lo largo de la vida y hay autores que encuentran que lo que adquirimos en esos años es tan relevante que tiene consecuencias que persisten en el largo plazo. Claramente, invertir en el desarrollo de habilidades cognitivas y socioemocionales en etapas tempranas de la vida (que se adquieren básicamente en el hogar, entorno familiar o en una institución educativa) es redituable económicamente, y tiene una mayor relación de costo efectividad. [1]
Ahora bien, si estas no fueron adquiridas oportunamente, existen alternativas que podrían mejorar la relación de habilidades con el mundo del trabajo para estas personas. Habilidades cognitivas más avanzadas pueden adquirirse en la adolescencia o juventud. También la evidencia demuestra que tener una dotación adecuada de habilidades que nos permitan enfrentar los retos en el mercado de trabajo reduce en gran medida la incertidumbre.
En Uruguay, ha sido ampliamente señalado el déficit que existe en la educación de los adolescentes y jóvenes, tanto en las posibilidades de completar los ciclos (42% de los jóvenes de 19 años abandonó el sistema educativo sin culminar la educación obligatoria[2]); así como en la calidad educativa (existe una amplia proporción de la población presenta dificultades para transitar por el sistema educativo).[3] Es entonces necesario, sino imprescindible, discutir un conjunto de alternativas que mejoren la inserción de la población joven en el sistema educativo.
Una opción donde poner el foco es la educación técnica y sus alcances. La matrícula de UTU-CETP se incrementó casi 40% en los últimos diez años, lo cual da cuenta de la demanda por este tipo de educación. Sin embargo, la adecuación (o transmisión) de contenidos para cierta parte de la población estudiantil no necesariamente sería la esperada. Una alta proporción de los jóvenes que se desvincularon del sistema educativo en secundaria, pero que asistieron a educación técnica consideraban que tenían interés en aprendizajes diferentes a los que brindaba el centro educativo o que los contenidos brindados no cubrían sus intereses.[4]
En varios países europeos existe una larga tradición de formación educativa en vinculación directa con el mundo de trabajo para la población joven que se conoce como Sistema de Formación Dual. Esta modalidad tiene como finalidad mejorar la transición desde la educación al mundo del trabajo, posibilitando el desarrollo de habilidades específicas y aprendizaje aplicado para preparar a los estudiantes a ocupar determinados puestos de trabajo requeridos por las empresas. Asimismo, brinda un herramental de competencias flexible que sirve de base para la adquisición de conocimiento aplicado en el futuro, independientemente del oficio o tarea que realice en el trabajo. Por lo tanto, la relación entre educación y trabajo es directa: las empresas que conocen su demanda de trabajo específica, canalizan a través de una institución educativa sus necesidades y los estudiantes, que obtienen certificación oficial del centro educativo una vez que culminan la formación, son a su vez aprendices en la empresa (cuentan con un tutor en la empresa que los apoya en la instrucción) y perciben una remuneración por sus tareas. Los antecedentes encuentran que los impactos han sido positivos sobre el empleo, la movilidad y los salarios.
Recientemente, en Uruguay se han gestado ciertos cambios institucionales tendientes a facilitar la posibilidad de desarrollar modalidad de alternancia entre educación y trabajo. Un avance fue la modificación de la Ley de Empleo Juvenil (LEJ, 19.133) en marzo de este año, brindando un marco jurídico que posibilita las prácticas formativas en empresas en un régimen de alternancia de los jóvenes (entre 15 y 29 años de edad). Se establece como se fijará la remuneración, el rol de tutores y referentes educativos, los contenidos de las prácticas formativas y las instituciones que regularán y velarán en el sistema.
Existen diversos desafíos y nudos críticos que han de tenerse en cuenta. En primer lugar, si bien existen ventajas iniciales para los jóvenes que ingresan al sistema dual en sus salarios y estabilidad, no es claro que se mantengan en el tiempo por la alta sensibilidad de esta demanda específica de trabajo. Esto implica que el sistema educativo debería estar en constante actualización para satisfacer la demanda de trabajo y posibilitar que los trabajadores estén en continua formación. En segundo lugar, la alta regulación y organización del mercado de trabajo y del sistema educativo en países como Alemania y Austria en donde el sistema de formación dual está fuertemente consolidado, difieren en cuanto a institucionalización y normas que tradicionalmente predominan en Uruguay. No hay así un modelo que sea íntegramente trasladable a otra realidad. Un tercer elemento que puede mencionarse es la relativamente más alta volatilidad de economías en desarrollo como la uruguaya. Esto condicionaría las posibilidades de contar con una demanda de trabajo estable que garantice una formación en alternancia permanente.
Instituciones educativas y formativas como la UTU-CETP, UTEC, INEFOP y ANIMA, por mencionar algunas experiencias, han comenzado (o están en proceso de) trabajar en esta modalidad. Es un inicio por demás bienvenido, y será necesario continuar el proceso que permita el vínculo entre la educación y el trabajo para los jóvenes uruguayos de forma sostenida, contemplando las especificidades y adoptando el modelo a la uruguaya.
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[1]Heckman, Pinto y Savelyev(2013). “Understanding the Mechanisms through Which an Influential Early Childhood Program Boosted Adult Outcomes” The American Economic Review Vol. 103, No. 6, pp. 2052-2086.
[2]Informe sobre el estado de la educación 2017 – 2018. INEEd (2019).
[3]En base a resultados de las pruebas de desempeño de PISA y Aristas en 2018 (INEEd, 2019).
[4]Encuesta Nacional de Adolescentes y Juventud (ENAJ), 2013.MIDES, INJU e INE.
* Entrada escrita para el Blog SUMA de CINVE www.suma.org.uy.
** Investigadora de Cinve. Master en Economía por la Universidad Nacional de La Plata, Argentina (correo: [email protected])