¿Se puede reducir la delincuencia sin recurrir a intervenciones policiales?
El rol de las políticas basadas en la comunidad

Magdalena Domínguez

No hace falta más que mirar alrededor para notar los múltiples contrastes que existen dentro y entre ciudades, tanto en ingresos como en otros determinantes del bienestar. Entre ellos, la delincuencia es uno de los que más atención captó en los últimos años. Muchas veces se menciona que estas desigualdades son más difíciles de combatir porque las intervenciones policiales distorsionan más de lo que ayudan en ciertas situaciones. Es en estos casos que cabe preguntarse, ¿se puede reducir la delincuencia sin recurrir a intervenciones policiales? ¿Existen otras rutas que funcionen? En esta nota, a partir de una investigación reciente, intento dar una breve respuesta a estas preguntas.

Lo primero que cabe mencionar es que no existe un consenso en como eliminar la delincuencia. Generalmente las alternativas se dividen en políticas “duras”, con énfasis en intervenciones policiales y enjuiciamientos firmes, y políticas “blandas”, que se centran en reducir las disparidades que desencadenan la delincuencia. Las primeras incluyen acciones de búsqueda e incautación por parte de la policía, códigos penales estrictos y sentencias judiciales severas. La literatura económica ha enfatizado durante mucho tiempo el valor de disuasión de la acción policial y del sistema judicial penal. Aun así, también se ha demostrado que, en ciertas circunstancias, estas medidas pueden ser costosas, ineficaces y discriminatorias. Como alternativa, hay estudios que sugieren que intervenciones basadas en el tejido social pueden jugar un papel importante en la reducción de la delincuencia en entornos urbanos deprimidos, donde intervenciones sociales son más necesarias y una fuerte presencia policial puede ser disruptiva. Aunque estas intervenciones suelen ser menos costosas, sus resultados se desarrollan en períodos de tiempo más largos, y la coordinación interdisciplinaria es muy necesaria.

Una política del último tipo es Barcelona Salut als Barris (BSaB). La misma es “un proyecto participativo, intersectorial y multidisciplinario con enfoques de salud pública, desarrollo comunitario e intervenciones basadas en la evidencia para implicar y trabajar con las comunidades para la mejora de la salud y la calidad de vida” (más detalles aquí). Su objetivo principal es mejorar la salud y el bienestar, y reducir las desigualdades en los barrios más desfavorecidos de la ciudad a través de iniciativas de base comunitaria y del empoderamiento de los ciudadanos. Asimismo, tal y como se mencionó anteriormente, este tipo de programas basados en la comunidad pueden impactar otros aspectos del bienestar, como la delincuencia.

Evidencia causal y reciente

En mi artículo reciente junto a Daniel Montolio (accesible en formato abierto aquí, y sintetizado en lenguaje técnico aquí), analizamos la implementación de Barcelona Salut als Barris (la cual fue cuasi aleatoria en términos de tiempo y espacio) y evaluamos el efecto que tuvo en la delincuencia local. Para calcular su efecto causal, seguimos una metodología de diferencia en diferencias. En concreto, el efecto se computa comparando qué tanto cambió en el tiempo la delincuencia en los barrios con BSaB respecto a qué tanto cambió en el tiempo la delincuencia en los barrios sin BSaB pero que eran elegibles por tener características sociodemográficas similares. Los resultados de nuestra investigación muestran una reducción significativa en la delincuencia en los barrios en los que se implementó BSaB en comparación con los barrios en los que no se implementó. En concreto, BSaB redujo significativamente los delitos que clasificamos como “íntimos” (violencia familiar, de género y sexual) en los barrios en los que fue desplegada. Nuestras estimaciones indican que dicha reducción es del 25% respecto a la media y tiene lugar en el corto plazo. También encontramos una disminución en la reducción de los delitos relacionados con las drogas, que se produce a más largo plazo (a partir del primer año de implementación de la política). En contrapartida, no encontramos efecto en los crímenes contra la propiedad con incentivos monetarios, tales como hurtos o rapiñas.

Dado que la política se define como intersectorial y multidisciplinaria, es necesario identificar cuál de sus aristas es la que está detrás de la reducción en la delincuencia. Dicho ejercicio es importante para comprender mejor el funcionamiento de la política actual, y para guiar el diseño de políticas futuras. Para este caso, nuestros resultados apuntan a que la baja en la delincuencia se relaciona con comunidades más unidas. Dicha afirmación se basa en dos evidencias empíricas. En primer lugar, nuestras estimaciones indican que BSaB conllevó un aumento significativo en el número de asociaciones locales per cápita. En segundo lugar, nuestras estimaciones indican que BSaB no generó cambios significativos ni en el estado de salud auto percibido, ni en evaluaciones de salud mental ni en el desempleo registrado, permitiéndonos descartar estas tres variables como mecanismos subyacentes. Por tanto, entendemos que el fortalecimiento de los lazos comunitarios, junto con la implicación de las asociaciones locales, son la clave para explicar la reducción en la delincuencia interpersonal derivada de la implementación de la política.

Consideraciones de política y aplicabilidad a otros contextos

Incluso si reducir la delincuencia no es uno de los objetivos específicos de la política, al reflejar disparidades locales está vinculado a ellos. Por ello, entendemos que la política tuvo éxito en la consecución de uno de sus objetivos. Asimismo, nuestra investigación proporciona evidencia que las políticas tradicionales contra la delincuencia no son las únicas que funcionan y nuevos medios para reducir la actividad criminal en los barrios desfavorecidos pueden ser efectivos. Además, nuestros hallazgos pueden interpretarse desde un punto de vista de la eficiencia, al menos en cuanto al coste del sector público. BSaB tuvo un coste anual de 500 mil euros, implicando un coste anual de 70 euros (3500 pesos uruguayos) por participante activo y de 2 euros (100 pesos uruguayos) por participante potencial. De esta manera, proporcionamos evidencia convincente de que existen medidas de lucha contra la delincuencia simples, efectivas y eficientes más allá de una estricta vigilancia policial, que también evidencian puntos positivos desde una perspectiva del coste-efectividad. Incluso si construir lazos comunitarios es más desafiante que implementar una política más tradicional de lucha contra la delincuencia, este tipo de políticas alternativas pueden funcionar mejor en varios contextos y en particular en la delincuencia que no tiene incentivos económicos.

Estos resultados no implican que intervenciones de corte tradicional no deban ser implementadas, ni que su aplicabilidad sea inmediata a otros contextos. Los mismos brindan herramientas para el diseño de una política pública de lucha contra la delincuencia que considere soluciones combinadas de acuerdo a problemáticas específicas. A modo de ejemplo, esta investigación refleja como políticas que fortalecen las comunidades locales pueden reducir los delitos íntimos, una problemática de gran relevancia en el contexto uruguayo actual. En cualquier caso, una mejor comprensión de las interacciones entre la cohesión social y las políticas públicas es esencial para reducir los patrones delictivos inducidos por la falta de integración de algunas subpoblaciones que enfrentan condiciones sociales y económicas deficientes.

 

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Magdalena Domínguez | Investigadora postdoctoral, Universidad de Uppsala, Suecia | Doctora en Economía por la Universidad de Barcelona, España | [email protected] | https://sites.google.com/view/magdalena-dominguez; [email protected]

Entrada escrita para el Blog SUMA de CINVE www.suma.org.uy

Post Author: Magdalena Nantes